Tras la reunión clave del BCE de la semana pasada ha quedado claro que la política monetaria en la Eurozona no va a alcanzar el ritmo que la Fed está marcando en EEUU, donde la semana pasada se produjo la séptima subida del precio del dinero desde 2015. Pero lo que es aún más preocupante: cada vez son más las voces del mercado que se preguntan si el BCE va a tener tiempo suficiente para subir los tipos de interés antes de que llegue la próxima recesión económica. En caso de tener tiempo de hacerlo, quizá no haya espacio para que el tipo sobre depósito llegue a terreno positivo, dejando esta herramienta casi inservible para combatir la próxima recesión, que probablemente no será tan profunda como la de 2008, pero requerirá el máximo esfuerzo y munición por parte del BCE.
Mario Draghi, presidente del BCE, dejó claro que los tipos de interés «se mantendrán en los niveles actuales hasta verano de 2019 como mínimo y en todo caso durante el tiempo necesario para asegurar que la evolución de la inflación sigue en línea con las actuales expectativas de una senda de ajuste sostenido».
Tras este mensaje, las expectativas del mercado sobre una subida de tipos en la Eurozona se retrasaron hasta septiembre de 2019 (con un 62% de probabilidades), descartando el alza del precio del dinero para la reunión de junio y julio del próximo año, que eran las fechas señaladas por los expertos antes del jueves pasado. No obstante, analizando los movimientos del BCE y las expectativas de inflación no sería extraño que la subida de tipos se retrase incluso más a medida que la economía de la Eurozona vaya perdiendo impulso tras haber tocado techo en 2017.
Hay que recordar que el Consejo de Gobierno del BCE mantiene los tipos de interés de la zona euro en el mínimo histórico del 0%. Además, el tipo de interés aplicable a la facilidad marginal de crédito se queda en el 0,25%, mientras que el tipo sobre la facilidad de depósito permanece en negativo y se sitúa en el -0,4%. Dado el ritmo del instituto monetario será complejo ver este último tipo en positivo, sobre todo si las subidas se realizan de diez en diez puntos básicos tal y como está previsto.
Las últimas proyecciones del banco colocan a la inflación siempre por debajo del 2%, mientras que la subyacente (excluyendo energía y alimentos) alcanzará con suerte el 1,9% en 2020, contando con un mayor incremento de los costes laborales. En lo que se refiere al crecimiento, el banco central estima que el PIB avanzará un 2,1% este años, un 1,9% en 2019 y un 1,7% en 2020. De cumplirse estas previsiones, el BCE sí podría dar pasos hacia la normalización antes de que llegue la próxima recesión.